Queridos amigos de mis letras, y espacios. Hoy, mirando al árbol que enfrenta mi ventana, he decidido dedicarle unas líneas y reconocerle como digno protagonista. Es un gran chopo al que, desde hace más de siete años, he visto crecer, adormecerse bajo el frío, y despertar del letargo cada vez más señorial. Por las mañanas, al levantarme, retiro la cortina y ahí está, magnífico y altanero, espectador y notario del tiempo y su historia. Es el árbol que me anuncia la lluvia, que me...