(Fuente: Casa del Libro) Con la misma pasión y la misma inteligente curiosidad con que indagaba sobre el mundo de los ciegos al color, o los afásicos, o los aquejados por encefalitis letárgica en Despertares, Oliver Sacks se interna ahora en el insondable silencio de los sordos profundos, de aquellos que han nacido sin uno de los sentidos fundamentales para el conocimiento, para la articulación del lenguaje y, por ende, del pensamiento. Pero este viaje al país del silencio, como todos los...