Este es un fragmento de mi novela "Diamantes de ciudad", en su versión dramatizada, y que luego llevamos a escena con Teatro dell'Arte en los años 2010, 2011 y 2012.
María es una mujer de mediana edad, con la calle como única escuela desde que tuvo que huir de su ciudad, víctima de los abusos a los que fue sometida por parte de un cura y de la encorsetada sociedad que no le creyó.
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Una tarde vio una tarde a su vecina tejiendo un jersey. Le pareció que le estaba quedando tan bonito que empezó a pensar que tal vez ella… “¿Por qué no me hago uno? Tampoco será tan difícil, digo yo, pasito a paso…” pensó. Y en cuanto pudo fue a una tienda de lanas que anunciaba grandes ofertas.
MARÍA —¡Hola! Mira, quiero hacerme un jersey, pero te aviso que no tengo ni idea de hacer punto, y me gustaría que me ayudaras a comprar todo lo que necesito, con tal de que no sea muy caro, claro. Ja, ja, ja. Caro, claro. Gracioso el trabalenguas... ¿No? (...) Vaya, pues no. (Dios, qué tía. Seca y estirada como un poste oxidado)
DEPENDIENTA —Buenas tardes. ¿Tiene usted alguna idea de cómo lo quiere?
MARÍA —¡Qué va! Pero no importa, vete diciéndome y ya veré.
DEPENDIENTA —De acuerdo. ¿Prefiere que sea de perlé, de lana, de...?
MARÍA —Ay, sí, de lana, que es para el invierno.
DEPENDIENTA —¿Sintética, de algodón o mezcla?
MARÍA —La sintética no encoge, ¿verdad?
DEPENDIENTA —No, pero el algodón es más cálido.
MARÍA —Ya, y también más caro, supongo.
DEPENDIENTA —Sí, eso sí.
MARÍA —Pues, venga, sintética.
DEPENDIENTA —Con agujas entonces.
MARÍA —Claro, con agujas. ¿Con qué si no? (¡Serás lerda!)
DEPENDIENTA —Pues con ganchillo. Depende de lo que usted pretenda…
MARÍA —¿Pero el ganchillo no es el que se usa para…, para…? ¿Cómo era eso?
DEPENDIENTA —Sí, para… Déjelo. ¿Qué tipo de lana quiere? ¿Delgada, gorda o mediana?
MARÍA —Pues... (Qué mal me estás empezando a caer, mona) ¡Gorda! Esto… gorda, sí. Es para cuando haga frío.
DEPENDIENTA —De acuerdo. ¿Los ovillos los quiere de los normales o de los de oferta?
MARÍA —De los de oferta, por supuesto. (¡Qué coñazo! Anda que como empiece con los colores…)
DEPENDIENTA —¿Y el color? Tiene varios para elegir. El turquesa, el verde pistacho, o el trullo si le va más. También el malva, el magenta, el mostaza, el crudo, el…
MARÍA —¡Yaaa! ¡El crudo! Me gusta mucho el crudo. Le favorece a mi moreno.
DEPENDIENTA —(Irónica) Sí, tremendo moreno. Bien, ¿cómo lo quiere hacer? ¿Liso o con dibujos?
MARÍA —Con dibujos. De ochos, muy grandes.
DEPENDIENTA —¿Largo o corto?
MARÍA —Largo, que me disimule bien la tripa, que no estoy para lucir mucho cuerpo.
DEPENDIENTA —¿Con mangas o sin mangas?
MARÍA —Esto... con mangas. Si es para el invierno, será mejor con mangas. Vamos, digo yo.
DEPENDIENTA —¿Cerrado o abierto?
MARÍA —Cerrao, mujer ¿No te he dicho que lo quiero para el frío?
DEPENDIENTA —Bueno, podría ser que lo quiera, simplemente, para acompañar a otra prenda.
MARÍA —¡Oh, sí! Tienes razón. Las pocas que tengo están las pobres tan solas que no les vendría mal un poco de compañía ¡No te jode!
DEPENDIENTA —¡Señora! ¡Por favor! ¡Que sólo pretendo ayudar! A ver, el cuello: ¿cómo le gusta? Buzo cruzado, cisne, perkins...
MARÍA —¿Peri… qué?
DEPENDIENTA —Perkins.
MARÍA —Ohyyy… Perrenkis…
DEPENDIENTA —(…) Cuello vuelto, a la caja…
MARÍA —¡Vuelto! Lo quiero vuelto.
DEPENDIENTA —¿Con cenefa?
MARÍA —¿Fenefa? Pues, sí, con fenefa.
DEPENDIENTA —Cenefa, con c.
MARÍA —¿Con qué?
DEPENDIENTA —Que es ce-ne-fa, con c, no fenefa.
MARÍA —Pero bueno, ¿tú de qué vas ahora? ¿de académica?
DEPENDIENTA —(…) ¿En las mangas?
MARÍA —Si, en las mangas. ¡En las dos!
DEPENDIENTA —¿Sólo en las mangas o también abajo?
MARÍA —¡En las mangas y abajo! (Me está empezando a subir un calor muy raro)
DEPENDIENTA —Ahora las agujas. ¿Trabaja muy rápido?
MARÍA —¿En qué trabajo rápido?
DEPENDIENTA —Bueno, claro, apretará demasiado...
MARÍA —¿EL QUÉ? ¿QUÉ ES 'ESO' EN LO QUE TRABAJO TAN RÁPIDO Y APRIETO DEMASIADO?
DEPENDIENTA —El punto. Que si aprieta mucho el punto.
MARÍA —¡Ahhh! Pero ¿cómo lo voy a saber? ¿De qué manera quieres que te explique que no he hecho punto en mi vida? ¡Nunca!
DEPENDIENTA —Pues entonces, si es novata, apretará bastante y no correrá así que voy a darle unas grandes, pero no sé de qué número. (Me sube, me sube algo y muy fuerte)
MARÍA —¿De qué número el qué? ¿Las agujas, la lana, o quééé?
DEPENDIENTA —¡Las agujas, señora, las agujas! Ya está, le daré del “2”.
MARÍA —¡Sííí! ¡Dos! ¡Necesitaré dos! Porque con una difícil y con tres ¡ni te cuento!
De pronto, la empleada coge una bolsa enorme y empieza a echar ovillos, y ovillos, y más ovillos, hasta que la llena y empieza a echar más en otra. María, descontrolada ya a esas alturas, se acerca a la dependienta, le arranca la bolsa de las manos y le lanza los ovillos mientras grita: ¡SIN MANGAS! ¡QUE NO QUIERO MANGAS! ¡Y EL CUELLO REDONDO! ¡Y SIN FENEFAS! ¡SÍ, FE-NE-FAS, CON F! ¡PORQUE SE ME PONE A MÍ EN…! ¿VALEEE?