· 

POESÍA GITANA

La gran producción de poesía que acompaña el nacimiento de la literatura romaní en la segunda mitad del siglo XX y sobre todo en los últimos treinta años demuestra claramente que para los rom, sinti y kalé la poesía es uno de los instrumentos preferidos para interrogarse, para reflexionar, para descubrirse, para comunicar.

 

A pesar del inmenso progreso de la ciencia y de la tecnología, esta etnia trasnacional no tiene reparos al preferir el más antiguo y quizá también el más pobre de los medios expresivos, pero ciertamente uno de los que más espacio dejan al testimonio, a la creatividad, a la imaginación. El uso escrito en la lengua romaní, transmitida durante diez siglos y hasta hace muy poco sólo oralmente, es la expresión más sorprendente de esta voluntad de identidad. La investigación subyacente en la poesía gitana tiene como centro nodal la identidad que interroga, que escruta el proprio lugar y el propio destino como si sólo el reconocimiento del propio yo autentificase la existencia romaní, dotándola de un pretexto para el conocimiento.

 

La fuerte y segura toma de conciencia lleva a los poetas gitanos a buscar el puesto que les corresponde en la sociedad actual y en el planeta, rechazando el histórico y reductivo papel de “libres marginados” que se refleja en las políticas de aniquilación de la cultura romaní. Son ellos los pioneros heroicos de la “tercera vía”, o de la otra posibilidad de existir sin tener que ser asimilados ni marginados, sino sujetos activos y libres de expresar las especificidades culturales en el seno de la sociedad.

 

Encontrar un espacio propio es para los gitanos un reto difícil en el que se juegan la propia piel, un reto que, sin embargo, puede acarrear grandes ventajas al tener la gran oportunidad de ofrecer el propio patrimonio cultural y humano en un contexto multicultural.

 

El poeta gitano se asoma a la página para mirarse en un espejo, y el contraste entre las imágenes negativas estereotipadas externas y la propia interioridad provocan incertidumbre y aturdimiento, pero al mismo tiempo determinan una mayor toma de conciencia de la propia identidad. Y la obstinada búsqueda de identidad es al mismo tiempo la búsqueda de una mitología gitana.

 

La presencia de artistas de pueblos, tradiciones y comunidades gitanas diferentes son expresiones de una multiplicidad y de una fragmentación que provocan un intercambio natural y aspiran, aún con fatigas e incertidumbres, a reconstituirse en una nueva unidad e integridad. Tal operación es la otra expresión de la misma búsqueda que caracteriza el trabajo de los poetas gitanos como penetración de una cultura entera. En el espejo de la página, los mismos poetas pretenden además un fiel reflejo, sobre ella se asoman deseos inexpresados, ruegos, encantamientos, voluntad de participación, que encuentran su realización en la palabra.

 

Los poetas de esta selección han sido elegidos entre los mejores artistas rrom, sinti, kalé, manouche y romanichels que han tomado parte en la quinta edición del Concurso Artístico Internacional “Amico Rom”. Una selección muy personal de algunas de las numerosas poesías de los poetas gitanos contemporáneos más representativos. Se ha intentado ofrecer un abanico poético romanó lo más completo posible, abarcando diversas voces y registros (masculinos y femeninos), teniendo también en cuenta las de los jóvenes y las de los jovencísimos. Lo que le diferencia las poesías de estos autores es la vitalidad de sus pasiones, la detallada descripción de la vida natural, la originalidad de las expresiones, el uso dinámico y enérgico de la lengua romaní derivada, sea de la calidad de la dicción, sea de la “rabia” por la incomprensión, sea de la determinada voluntad de hacerse oír.

 

Cada poesía es un diario, una transcripción de la vida, un compendio de experiencias vividas. Exploradores y colonos de la “tercera vía”, son verdaderos poetas a los que es preciso leer en su lengua original. A pesar de las diferencias de estilo y de contenido en estas poesías, se pueden destacar características comunes como la inmediatez, debida a la necesidad de establecer un punto de contacto con los demás para comunicarse; la esencialidad del lenguaje, para estar seguros de no ser malentendidos y para eliminar la frustración de no ser comprendidos; la espontaneidad, para subrayar las propias buenas intenciones y para confirmar su seriedad; la sencillez, en la que se refleja la desolación de la realidad y el propio sereno distanciamiento; el uso de ritmos y musicalidad, debidos a la exigencia de expresar una emoción directamente.

 

Leídas sucesivamente y de una vez, estas poesías pueden dar lugar a una larga conversación para romper el mortal silencio, para ahuyentar la soledad causada por la falta de comunicación.

 

A cèlé o kwitipé
ni kwitipé ka a lètte
ka civèle a tras…

Hay silencio.
Un silencio que te envuelve,
Que inspira terror…

(Giulia di Rocco)

 

Però si la incomunicació no se supera, hi ha el perill d’anihilament:

Ta na cèle nist ta kirèppe
anglàle ko kwitipé
to merribbé

Pero no hay nada que hacer
Frente al silencio
De la muerte

(Giulia di Rocco)

 

De vez en cuando, el uso de alusiones revela pensamientos ocultos o inconscientes, pero más generalmente el universo interior riquísimo y amplio de los poetas se revela a través de sus instintos, de sus sentimientos y de su imaginación:

 

O śil akharel mi godaqe
te del andre k-o mo vogi.
Okote maladoevav so kamav

El viento frío me invita a reflexionar
A mirar mi alma
Aquí encuentro todo lo que busco

(Nicolás Jiménez González)

 

El entorno a menudo sofocante e incomprensible (invisible por lo tanto para los gitanos) parece ser una amenaza constante al universo interior, de ahí ciertas tensiones:

 

Tor vast phandime, ke dikhav len sas
umblavde anda kala sastripen,
ćirikle dukhaqe, phaka ćinde

Veía tus manos atrapadas
Caídas entre estos hierros,
Pájaros de dolor, alas cortadas.
(Serena Weltz Zigler)

 

La poesía gitana es “dramática” en el sentido de que debería ser escuchada más que leída, aunque la lectura proporciona los mejores instrumentos para descodificar los diversos niveles de interpretación. Es realista en el sentido de que revela el verdadero mundo de los artistas y del pueblo que representan, estableciendo un contacto inmediato con el corazón:

 

Kana aven le tare ta atardeon
pasa o gori le paiesko
ando zaleno cimpo thaj ceri
oce astardeolpe o traio.

Cuando llega una caravana gitana
Allí, en la orilla del río,
En un campo verde y en el cielo
La naturaleza misma se hace viva.

(Luminita Mihai Cioba)

  

Este arte en manos de los poetas gitanos aparece como un agente vital y liberador y, reflejando un conocimiento espontáneo, es la búsqueda de la verdad de la propia existencia:

 

Kana le tare anzardeon
thaj le grast han e cear
le seiora pínrandea
prastean anda le vasean
tiden kast ande-l ghilea

Cuando las tiendas se han levantado
Y los caballos pastan libremente,
Con los pies desnudos
Corren entre los árboles,
Juntos los rom cantan en el corazón
Del bosque.

(Luminita Mihai Cioba)

 

Es poesía viva, genuina, espontánea, con una profunda consideración de los valores humanos: el amor por la vida es grande a pesar de los sufrimientos y de las incomprensiones. Es singular el modo de “sentir” el mundo, la naturaleza y la humanidad. El mundo es una amenaza y provoca tensiones, la naturaleza significa esencialmente para los poetas gitanos seguridad, mientras que la humanidad es parte esencial de la vida a quien dar la propia cultura. La transnacionalidad de esta selección lo demuestra. No es por casualidad, pues, que el pueblo gitano sea transnacional y que sea el único en el mundo que no ha declarado nunca la guerra a ningún otro pueblo, que no se haya servido nunca de las armas para reivindicar un territorio.

 

Así, los autores de esta selección reúnen la esencia de la vida a través de la propia intuición y la propia psicología interior. Los temas son los que tienen que ver con el hombre universalmente, como si quisieran señalar que existe un solo ser, el humano, si bien con tantas distintas culturas. Son temas que van del dolor de vivir, al amor, a la familia; de la relación entre gitanos y gadyè, a la condición femenina; de la marginación a la fiesta religiosa, pasando por una rica simbología, como el árbol, el bosque, el pájaro, la lluvia, las estrellas. El árbol es el símbolo de la vida, de la fertilidad. El “ciriklò” (el pájaro) es el alma del poeta, la juventud, el viaje, la libertad. El bosque representa la seguridad, la familia, la creatividad. La lluvia es símbolo de pensamientos y emociones ocultas. Las estrellas representan el subconsciente y también un atisbo de luz en un mundo obtuso y oscuro. El largo camino gitano, recorrido durante más de diez siglos lleva hacia las raíces de la propia existencia y hacia el futuro incierto.

(Fuente)