Durante mis sempiternas horas de transeúnte no siempre están activos todos los sentidos, y cuando llega la hora de transmitir sus testimonios suelo prestar más atención a lo que me ha 'contado' el oído.
Sin embargo debo de reconocer que el de la vista es siempre el más generoso y dispuesto, así que ahí van algunas pequeñas muestras de su trabajo, que bien se lo merece.